De vez en cuando sucede que un cliente es lo que nosotros llamamos (con un poco de humor, por favor) «cliente diseñador». No suele ser una buena noticia, en particular para el cliente:

La web Frankenstein

El cliente quiere que su web sea una suma de todo lo que le gusta de otras webs, gráficamente, técnicamente y en prestaciones. y empieza a enviarnos webs de referencia de las que quiere que copiemos esto o aquello.

Una web debe tener una sola línea gráfica y una serie de soluciones técnicas, e ir sumando las soluciones gráficas y soluciones técnicas de otras webs -incluso fantásticas todas ellas- genera una web extraña e incoherente.

Normalmente el webmaster avisará de esta circunstancia, pero al final se trata de una legítima decisión del cliente. Estos casos tienen difícil solución, ya que a menudo el cliente acaba descontento con su propia web, y creyendo que las de los demás son mejores.

El efecto «Vols dir?»

Uno de los motivos por los que muchos diseñadores web no son atrevidos inicialmente al proponer diseños a sus clientes es porque los clientes suelen rechazar los diseños más avanzados en tendencia de diseño web. Es normal que la mayoría de clientes sean conservadores, pero el invertir tiempo una y otra vez en diseños que se descartan hace que el webmaster se vuelva prudente.

Otra cosa es el caso del cliente que tiene una idea o enseña a su diseñador una web-modelo que le encanta, y luego la rechaza cuando lo ve plasmado en su propia web. Sencillamente, cuando lo ve aplicado a sí mismo no se atreve. Suelen ser webs bastante atrevidas o minimalistas, que le parecen admirables en los demás pero les asusta para sí mismos.