Actualmente las webs y e-commerce se hacen con CMS (Content Management System), que son sistemas de creación y gestión web. WordPress es el CMS más universal y evolucionado, y es el único que utilizamos en The Webmaster ya desde hace unos años.

WordPress, como todos los CMS, trabaja con plantillas, que en este caso se llaman “themes”. Si WordPress es el “motor” de la web, el theme será el aspecto exterior y también las prestaciones de la web.

Este aspecto y prestaciones pueden modificarse y ampliarse al gusto del cliente (por ejemplo, con CSS y con los llamados plugins), pero estas modificaciones tienen limitaciones, debido también a los fuertes condicionantes de programación que tiene una web actualmente, que debe adaptarse a ordenador, a móvil, a las exigencias de Google, a la navegabilidad, a una buena experiencia de usuario…

En algunos casos los requerimientos del cliente pueden significar tener que modificar la programación de la plantilla, lo cual es, en la práctica, hacer una web a medida. Y ahí es donde entramos en un campo espinoso.

Si se modifica la programación de la plantilla y se hace una web a medida, es necesario que el cliente sepa que

→ El coste económico será alto.

→ El cliente se vuelve cautivo del webmaster, ya que la customización de la plantilla supone que difícilmente otro webmaster va a poder responsabilizarse de esta web en el futuro.

→ Esta customización puede requerir bloquear la opción de que la plantilla se actualice, para evitar que las actualizaciones “pisen” las modificaciones hechas. Con el tiempo, la plantilla va a ir quedando obsoleta y vulnerable a ataques informáticos.

→ Ciertas customizaciones pueden complicar la autogestión de la web, si el cliente tiene la intención de hacerlo por su cuenta.

→ En el caso de los e-commerce, modificar la plantilla no sólo es costoso sino que puede provocar que el propio e-commerce deje de funcionar correctamente a medida que el software de WordPress se va actualizando.